No te das cuenta de que tan cerrados son hasta que les
planteas tu espiritualidad con dios. ¿Por qué tengo que creer lo mismo que tú? Yo
no estoy mal, y tú tampoco. ¿Por qué me atacas al profanar tu amor por dios?
Siento que no me escuchas. Te lo dije. Muchas veces te lo dije. Creo en dios,
pero si no creo en el tuyo o de la misma manera que tú, eso, eso no me hace a mí
ni a ti una peor persona. Piénsalo. No seas cerrado. Deja al mundo creer lo
que quiera, mientras vivan virtuosamente no veo ningún daño. Como yo me acerque
a dios no es razón por la cual tengas que dejar de voltearme a ver.
Piénsalo… pero si quieres aléjate más de mí al rechazarme.
(17 de noviembre de 2013)
FPSA
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