viernes, 20 de noviembre de 2015

Me siento ajena a mí

Mi cuerpo cansado
Cortado
Entre el no dormir
O el dormir solo un poco
La cabeza no me tiembla
No me turba
Solo siento falta de conciencia
Aunque no esté haciendo nada
El vacío
Uno deja sus obsesiones
O deja que sus obsesiones lo controlen
El control
No
Es más que eso
Es dejarse llevar
Son preocupaciones que te llevan
Te envenenan
Te las desayunas y las comes
¿Ahora quieres cenar?
-No hay respuesta-
Y aun así
Ésta es una parte de mí
Pero no la quiero alimentar



(24 de octubre de 2015)

FPSA

jueves, 5 de noviembre de 2015

F: Soy solo una letra


No son muchas las cosas que me desbalancean, pero en la vida que vivo, son constantes las veces que me veo obligada por mi cuerpo a llorar. Mis labios titubean, grito injurias a los insultos recibidos. Soy la peor persona que pudiera imaginar y odio eso. No quiero gritar, no es mi naturaleza, pero si un mal hábito y una tendencia que creí que había muerto. No sé si es el ego o mi corazón el que llora, o más bien, estoy segura que mi corazón, musculo interno y expuesto a mis seres queridos, está siento golpeado, rasgado, olvidado por sus insultos. Lo hago de corazón, por el deseo de cercanía y empatía. Me siento rechazada. Me siento olvidada. Ajena, soy un extraño. Soy un extraño que vaga por tu casa pidiendo amor, que a la vez que faya, no por intenciones propias, es castigado. Castigado con navajas que salen de sus bocas, castigado con el descanso de sus ojos. Se cierran, me eliminan. Ya ni soy persona. Soy un espíritu, invisible, una presencia molesta de sentir. Ahora sí me convierto en lo que más odio, en un fantasma, ni siquiera en la oveja negra. Ni el reconocimiento de ser diferente se me ha sido otorgado. Soy solo una letra que se sale de la línea y es borrada por los ojos que la ven.


(5 de noviembre de 2015)

FPSA

domingo, 1 de noviembre de 2015

Siento angustia

Mi cuerpo se debilita
La cabeza me retumba y se calienta.
Me hierbe,
se derriten mis ojos, caen.
No puedo concentrarme.

El paso de las horas lo empeora.
Trabajo para no pensar en mí.
Es un intento fallido.
No puedo alejarme de mis recuerdos,
aun me regresan a ti.

Me desbalancea,
No quiero que se convierta en mi rutina.
Quiero escaparme del cansancio,
el que contagia mi cuerpo
y no escapa mi mente.

Quiero correr:
Liberarme de las imposiciones de mi ser.
Voluntariamente me abro a la posibilidad de olvidar.
Enjuagarme del recuerdo
y disfrutar tu compañía.

Quiero estar contigo,
sin dejar en pausa todo error,
para solo dejarlo a un lado.
Etiquetarlo como relevante para el cambio
pero contrario a la importancia de un futuro.

Hay que aceptar la realidad:
Yo quiero estar contigo.
Tú quieres estar conmigo.
Así que hay que olvidar el enojo,
y reconocer lo que está presente.

Ya ambos estamos cansados,
cansados de escuchar a nuestro propio ego.
Ahora hay que abrirnos,
extender nuestros brazos de par en par
y dejar que el otro entre.


(1 de noviembre de 2015)

FPSA